lunes, 5 de noviembre de 2007

ETA concentrará su esfuerzo terrorista en los dos meses previos a las generales

Los documentos del lugarteniente de «Txeroki» prueban que la banda tiene cinco comandos

J. M. Zuloaga (La Razón)

Madrid- José Antonio Aranibar Almandoz, detenido el 2 de julio en la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port, controlaba, como «lugarteniente» del jefe de los comandos de ETA, Garikoitz Aspiazu, «Txeroki», cinco células de la banda que aún no han sido desarticuladas. La banda se propone concentrar el mayor esfuerzo terrorista en los dos o tres meses previos a las elecciones generales, previstas para marzo.

Aranibar llevaba encima unas notas en las que estaban marcadas, con nombres en clave, las citas que tenía durante las semanas siguientes a la fecha de su arresto. El análisis de estos papeles ha permitido acreditar que ETA dispone, al menos, de esos cinco comandos, según han informado fuentes antiterroristas.

Este individuo controlaba también la sección etarra encargada de «atentados especiales» (como el cometido contra el aeropuerto de Barajas el pasado 30 de diciembre) y, en el momento de ser detenido, hacía entrega a dos pistoleros de un coche bomba con el que iban a perpetrar una acción criminal de forma inmediata en Navarra.

La operación en la que fue arrestado Aranibar y las que se han desarrollado antes y después de la ruptura del alto el fuego, entre ellas la realizada en la localidad francesa de Cahors, en la que fue capturado otro de los lugartenientes de «Txeroki», Oihan Baranalla, han llevado a los cabecillas de ETA a sospechar que en su organización hay una persona que facilita información a las Fuerzas de Seguridad, tal y como adelantó este periódico.

Las fuentes consultadas creen que la investigación interna abierta a ETA es la que ha provocado que no se hayan producido más atentados en los últimos tiempos. En cualquier caso, los responsables de la banda, conscientes de que su organización es bastante vulnerable, han decidido concentrar el mayor esfuerzo de sus comandos en los meses previos a las elecciones generales de marzo. Esto no quiere decir que no vaya a haber acciones criminales antes. La banda, al anunciar el fin de la tregua, dijo que todos los «frentes estaban abiertos» y eso es algo que hay que tener en cuenta.

ETA no tiene prisa, nunca la ha tenido a lo largo de sus siniestra historia, recuerdan los expertos, y consideran que las elecciones, en las que pretende estar presente su brazo político, según un documento de Batasuna adelantado por LA RAZÓN, es la ocasión para demostrar su fuerza y, de paso, tratar de incidir en el resultado de los comicios.

PSOE y PP mantienen un duro enfrentamiento sobre la estrategia a seguir en la lucha antiterrorista, las posturas parecen irreconciliables, y se trata de un terreno abonado para que la banda busque las «contradicciones del enemigo».

La lectura del último «Zutabe», publicación interna de la banda, no permite adivinar si los terroristas prefieren que los socialistas sigan en el poder o que vuelva el PP. Probablemente, dentro de esa estrategia a largo plazo y conscientes, después del fracaso de la negociación mantenida con el Gobierno de Zapatero, de que no van a obtener «por las buenas» la independencia del País Vasco mande quien mande en España, les da lo mismo.

Ajuste de cuentas

Sin embargo, sí parece que quieren ajustar cuentas al Partido Socialista, al que acusan de haberles engañado y haber incumplido los compromisos pactados antes de la declaración del alto el fuego. Por ello, se jactan de que Zapatero ha fracasado en su intento de mantenerse durante varias legislaturas en el poder con una estrategia en la que la inactividad de ETA era una pieza fundamental.

La constatación, gracias a los documentos que se incautaron a José Antonio Aranibar, de que la banda dispone de cinco comandos, es un motivo de preocupación, ya que si ETA decide utilizarlos en una ofensiva a partir de diciembre o enero, y las Fuerzas de Seguridad no pueden evitarlo, se generaría una situación de gran crispación en plena precampaña de las generales.

Los expertos creen que en julio, cuando fue arrestado Aranibar, la mayoría de esas células podían estar en la «reserva», en Francia, y que el dirigente etarra visitaba a sus integrantes para tenerles informados de las decisiones de la banda e, incluso, del momento en el que iban a entrar en España para cometer atentados.

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