Los ciudadanos se muestran irritados por los comentarios de Solbes y Puxeu sobre cuánto dinero dejar por un café y qué comer esta Pascua
Era uno de los miembros más valorados del Gobierno pero desde que al vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, se le ocurrió decir que la inflación subía, entre otras cosas, porque los españoles no han interiorizado el valor del euro y dejan demasiada propina cuando toman el café, muchos le han hecho la cruz.
«¿Pero es que un economista puede decir algo así?», se preguntaba en voz alta Pepe López, precisamente mientras tomaba el café de media mañana. «Hombre, yo dejo algo, unos céntimos, pero a nadie se le ocurre dejar un euro por un par de cafés», añade.
Su opinión la corroboran camareros y dueños de varias cafeterías que, muy a su pesar, aseguran que casi nadie deja tanta propina por nada. «Mira, si un café vale aquí 80 céntimos, muchos me dejan lo que sobra del euro. 10 o 20 céntimos es lo normal. Más no», señala José Ángel Martínez. Otros, ni siquiera tienen esa suerte. «Por desgracia lo normal en mi bar es que si el café con leche vale 1,10, me den un euro», dice con cara de fastidio Paco Martínez, que ironiza. «Vamos, que con las propinas pago tres préstamos, la guardería de mi hija y aún me voy de comida de vez en cuando».
Tampoco le ha hecho gracia a casi nadie la recomendación del secretario general de Agricultura, Josep Puxeu, de comprar carne de conejo esta Navidad para combatir la subida de los precios. «Me parece un disparate porque el conejo no se vende nunca en Navidad», asegura Paco Martínez, que tiene un puesto de carne en el mercado de Saavedra Fajardo de Murcia. Y da cifras. «Si normalmente pido cuatro cajas a la semana, esta semana pido una, porque es la época del año en la que menos vendo», afirma. Juan José Rosa, que tiene su puesto en la calle siguiente, coincide en que la Navidad no es la mejor época para vender conejo, por lo que este tipo de observaciones la gente se las toma a risa. «Lo que tienen que hacer es intentar que no se les vaya de las manos el IPC y no meterse en lo que tiene que comer nadie».
Caso omiso han hecho los consumidores a juzgar por las reacciones en el mercado. «Voy a comprar conejo porque me encanta y a mi marido también, no porque me lo digan», defiende Esperanza Cascales. A Inma le ha sentado peor el comentario y asegura que comerá cordero «como todas las Navidades». «Es una vergüenza porque están los precios que no se puede vivir y no se puede bromear con eso», afirma contundente.
Era uno de los miembros más valorados del Gobierno pero desde que al vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, se le ocurrió decir que la inflación subía, entre otras cosas, porque los españoles no han interiorizado el valor del euro y dejan demasiada propina cuando toman el café, muchos le han hecho la cruz.
«¿Pero es que un economista puede decir algo así?», se preguntaba en voz alta Pepe López, precisamente mientras tomaba el café de media mañana. «Hombre, yo dejo algo, unos céntimos, pero a nadie se le ocurre dejar un euro por un par de cafés», añade.
Su opinión la corroboran camareros y dueños de varias cafeterías que, muy a su pesar, aseguran que casi nadie deja tanta propina por nada. «Mira, si un café vale aquí 80 céntimos, muchos me dejan lo que sobra del euro. 10 o 20 céntimos es lo normal. Más no», señala José Ángel Martínez. Otros, ni siquiera tienen esa suerte. «Por desgracia lo normal en mi bar es que si el café con leche vale 1,10, me den un euro», dice con cara de fastidio Paco Martínez, que ironiza. «Vamos, que con las propinas pago tres préstamos, la guardería de mi hija y aún me voy de comida de vez en cuando».
Tampoco le ha hecho gracia a casi nadie la recomendación del secretario general de Agricultura, Josep Puxeu, de comprar carne de conejo esta Navidad para combatir la subida de los precios. «Me parece un disparate porque el conejo no se vende nunca en Navidad», asegura Paco Martínez, que tiene un puesto de carne en el mercado de Saavedra Fajardo de Murcia. Y da cifras. «Si normalmente pido cuatro cajas a la semana, esta semana pido una, porque es la época del año en la que menos vendo», afirma. Juan José Rosa, que tiene su puesto en la calle siguiente, coincide en que la Navidad no es la mejor época para vender conejo, por lo que este tipo de observaciones la gente se las toma a risa. «Lo que tienen que hacer es intentar que no se les vaya de las manos el IPC y no meterse en lo que tiene que comer nadie».
Caso omiso han hecho los consumidores a juzgar por las reacciones en el mercado. «Voy a comprar conejo porque me encanta y a mi marido también, no porque me lo digan», defiende Esperanza Cascales. A Inma le ha sentado peor el comentario y asegura que comerá cordero «como todas las Navidades». «Es una vergüenza porque están los precios que no se puede vivir y no se puede bromear con eso», afirma contundente.
1 comentario:
Me gustaría que tooodos tuviéramos la suerte de 'comer' esta navidad. Ya sea cordero, conejo o pollo.
Necesito dos trabajos simplemente para pagar la carrera, el alquiler y los gastos comunes. Entre 60 y 70 horas semanales sumando mi trabajo de camarero/DJ y programador Oracle solo para llegar a fín de mes...y no soy la excepción, soy el común del pueblo, así que gastarme 40 euros más o menos en la comida de Navidad no me van a hacer más pobre, o a sacarme de pobre.
Ahora resulta que los camareros estamos forrados, pues supuestamente estamos arruinando las economías familiares.
Yo creo que lo que ocurre es que algunos toman el desayuno en el hotel Rich de Madrid, donde el desayuno te cuesta 30€ ... y claro, que menos que dejar uno de propina. Pero eso no es lo normal. Los políticos deberían emerger del pueblo para gobernar, y luego descender al pueblo para gobernar bien.
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